Se ha enfurecido el lobo que me habita,
al temer que te elejes de mi vida,
he intentado acunarlo con canciones,
silenciando sus rugidos con poesías.
Me he perdido entre belleza e inocencia,
disfrazada de cordero, la soberbia.
Y la angustia me nubla el raciocinio,
impulsada por la ira y las pasiones,
huí de tí, cegada por mi misma.
No me escuché y jugué con la mentira,
me hice pequeña, pensando que una pataleta
me libraba del orgullo a mi favor.
Y me dúele dolerte y que te dúela,
que el afecto lo eclipse este temor,
o que creas que pongo indiferencia,
donde intento restañar el corazón.
Hoy me busco entre las dunas y tormentas,
para ofrecernos ternura y confianza,
amistad y compañía,
y en los juegos de la vida
sentirnos crecer desde el odio,
hasta el amor.