Aúllan insonmes, los lobos nocturnos de la
desolación,
despertando las memorias del
pasado,
epicentro ancestral, de bloqueos y resistencias.
Poderosas querellas interpuestas por la mente
al corazón,
transmutan el valor de ser quién soy,
en abnegada y condescendiente sumisión,
falsa quietud, impostura atormentada,
sorda y ciega.
Temblorosa y febril, la tierra bajo mis pies,
se hace eco de voces ancestrales; tiembla,
anclada al dulce nocturno del dolor,
vuelve a girar la rueda de la tristeza.
anclada al dulce nocturno del dolor,
vuelve a girar la rueda de la tristeza.
Mujer desafiante en libertad,
Guerrera desarmada en deuda con los sueños
y la luz,
Declarada en rebeldía, libérate y vuela...
¡Estás despierta!
¡Estás despierta!